23 de febrero de 2011

Mi abuela Xusta, cantigas en el recuerdo

Me cuenta mi madre que a la abuela Xusta le encantaba iniciar cantigas cuando se sachaba o arrendaba el millo. Y que el ambiente, muchas veces, tenía un aire de fiesta porque algún vecino se picaba y comenzaba una “pelea” de coplas entre finca y finca.

Mi abuela Xusta. ¡Qué gran mujer! Siempre junto al abuelo. En el campo y en casa. Atendiendo las tareas agrícolas y ganaderas sin dejar de lado los quehaceres del hogar. Un claro ejemplo de campesina gallega. Al pie del cañón, atendiendo a la familia, tejiendo su ropa y acompañando al esposo no agro, los niños bajo las parras o, si eran mayorcitos, ayudando en el cuidado de los animales.

Una carga descomunal que en el caso de mi abuela Xusta (y seguro que en el de muchas bravas mujeres) sólo ha pasado factura en los últimos años. Aún no hace mucho, se encargaba da horta o de acudir a soltar el agua de la poza para O Piñeiro, Xeljouro o Baliños, cuando a partir del 24 de junio comenzaban los cupos de riego en Taboexa. 

Lamentablemente aquello pasó y ahora sólo sonríe cuando charlamos un ratito con ella u observando a su bisnieta Sara, que ha sido el punto de inflexión que la ha vuelto a sujetar a la vida.

Abuela, ¡me cuesta tanto ver como te vas apagando lentamente!

Mi hermana y yo junto a la abuela Xusta
Por eso prefiero quedarme con las vivencias que hemos disfrutado juntas. Y te recuerdo declamando aquellos versos y cantigas de los que habla mamá. Por suerte, tu memoria portentosa nos permitió disfrutar de estos poemas, canciones y chanzas cuando atardecía en casa durante el verano. Y me aferro a tus muestras de cariño, a tu mano prendida a la mía cuando íbamos al mercado, mientras tratabas de aprovechar el poco tiempo que pasábamos contigo mi hermana y yo. Y sonrío rememorando las riñas que teníamos mientras escondías algún billete en mi bolsillo, antes de que regresásemos a Madrid. “Para que te compres algo que te recuerde a la abuela”, decías.

Y mi hermana y yo te hacíamos caso. Aún conservo medallitas y amuletos que me han acompañado a todos los exámenes que he hecho en mi vida. Un par de brujitas, de esas que coleccionaba cuando era una adolescente. Y una chaqueta que me encanta, aunque pasó de moda hace años…

Pese a que la ingrata y cruel enfermedad está cebándose con tu vitalidad, tu nervio y tu sonrisa, en mi mente sigo escuchando tus viejos romances, abuela, y siempre que oigo cantigas antiguas regreso a mi infancia para  tomarte la mano y dejarme mecer por tu voz. 

Te quiero, abuela.  

8 comentarios:

  1. Tendría que ser obligatorio tener abuela, una abuela como la tuya. Su mano, deslizandote el billete.. Me ha hecho sentir el tacto de su piel. Aunque se vaya alejando, dile cuánto la quieres siempre que puedas.

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracias por la visita, Iconos. Un gustazo saber que te pasas por aquí a visitarme... :)

    La verdad es que he tenido mucha suerte al conocer a mis abuelos... Su sabiduría, sus enseñanzas sobre la vida, su capacidad de sacrificio. Para mi han sido todo un ejemplo a seguir.

    Un besote.

    ResponderEliminar
  3. Soy abuela y solo deseo que mis nietas me recuerden como tu recuerdas los pequeños detalles de tu abuela.

    és verdad que queremos transmitir todo lo que os queremos.
    Nos gustaria dejar en vuestros corazones , todo aquel cariño que sentimos.

    Un abrazo , amiga, me emocionó la forma como hablas de una mujer muy importante en una familia.

    Pepita

    Maria Jose Avila

    ResponderEliminar
  4. Estoy segura de que tus nietas siempre te llevarán en el corazón y recordarán cada minuto que hayan pasado a tu lado. :)

    Las abuelas tenéis algo especial, créeme...Yo siempre estoy mentando a mis abuelos. Han sido una fuente muy importante de enseñanza y de conocimiento, un ejemplo de lucha para mí.

    Muchas gracias por el comentario, Pepita. Un fuerte abrazo para ti y para tus nietas. :)

    ResponderEliminar
  5. Me siento totalmente identificada,en los sentimientos que transmites, las sensaciones, las descripciones de tus abuelos, es como si expresaras lo que siente mi corazón respecto a ellos.Hemos tenido la suerte de conocer a unos seres excepcionales y que nos han marcado en nuestra forma de ser y en nuestra actitud ante la vida.No sé si mi abuelo llegó a percibir todo el cariño y admiración que siento por él, sus palabras resuenan a diario en mi cabeza y lo veo sonriéndome con su mirada tierna diciéndome "Carmiña", con solo esa palabra y su mirada ya entendía yo que estaba errada en lo que le estaba planteando; sin reproches ni reprimendas con una simple mirada y una dulce palabra...cuánto lo echo de menos.
    Carmen María

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias, Carmen María. Yo todos los días les dedico un pensamiento a mis abuelos.

    Por desgracia, dos se han ido. Pero aún tengo la suerte de contar con la sabiduría de mis dos abuelas. Siempre las tengo cerca, muy cerquita de mi corazón, pese a la distancia que nos separa.

    Un saludo y gracias por visitar este rinconcito. :)

    ResponderEliminar
  7. Hoy tañen muy tristes las campanas de la iglesia parroquial de Taboexa y las de la capilla de la Ascensión, lamentan la pérdida de una de sus más longevas vecinas, de la Sra Xusta.
    A los que la conocimos nos quedará su mirada y su sonrisa presente, además de que a todos nos quedará su recuerdo a través de las sentidas y cercanas palabras que desde este blog le dedicó su nieta hace unos meses.D.E.P. Un abrazo muy fuerte para toda su familia y en especial para tí Susana.
    Carmen María

    ResponderEliminar
  8. Muchísimas gracias, Carmen María...

    Gracias por tus palabras aquí y por el pésame que me transmitió tu madre en el tanatorio.

    Gracias, de corazón.

    ResponderEliminar

Gracias por tu visita y por contribuir a este blog con tu comentario. En cuanto lo lea, te daré cumplida respuesta.

Confío en que vuelvas a pasarte por este rinconcito que mantengo en la red. :-)

¡Un saludo!