23 de diciembre de 2010

Forotaboexa, un rincón de Taboexa en la red

Recientemente me he dado de alta en Forotaboexa, un estupendo espacio que se creó hace ya algunos años para todos los amantes y amigos de la aldea.

Estoy feliz de haberme inscrito ya que estoy conociendo a un montón de amigos interesantes: soldetaboexa, arkangel, josedemudo, Carolina, isabel, pepita, tito, Paco do C., ramallosa, rocío, y tantos otros que seguro me permitirán estar más cerca de Taboexa, aún en la distancia.

Me encantan los diferentes espacios de discusión que se han creado en el foro, pero especialmente los que están dedicados a buscar a antepasados, los que recogen leyendas, el que enlaza con acontecimientos de antaño y los que permiten ver fotografías de la zona, como no. Por ese motivo voy a enlazarlo en el blog, para que quienes no conozcan este foro se acerquen a echarle un vistazo...¡Seguro que no les defraudará!

Quiero aprovechar esta entrada para agredecer a todos los foreros la bienvenida que me han brindado y el enlace que han puesto en la página tanto a este blog como al canal que he creado en YouTube con videos sobre la aldea. He notado un montón el incremento de visitas y agradezco muchísimo vuestros comentarios...los de Flor, los de Pepita y los de aquellos amigos anónimos que habéis pasado por aquí.

¡¡Muchísimas gracias, taboexanos!!

Seguro que me convertiré en asidua de este rinconcito de Taboexa en Internet...

25 de noviembre de 2010

Maletas de cartón: recuerdos de mi familia emigrante

Revisando las estadísticas del blog me he dado cuenta de que muchas de las visitas proceden  de Argentina,  Costa Rica, Alemania, Brasil, Chile, Estados Unidos e incluso de Rusia. ¡Toda una sorpresa dado los temas que trato en esta bitácora! Así que imagino que detrás de esos clics a Buscando entre la niebla estaréis lectores amantes de la tradición, de la cultura gallega o de la historia antigua que vivís en esos lugares. Claro que si tengo en cuenta que casi siempre hablo sobre Taboexa, la aldea de mis padres, me atrae más la idea de pensar que sois paisanos de mi familia...Y aquí me tenéis, sonriendo mientras me compongo una radiografía que me ofrezca pistas sobre quienes estáis ahí, al otro lado, echando un vistazo a estas pocas letras.

Por si acaso mis cábalas no andan desencaminadas, hoy quiero aprovechar esta entrada para haceros un sencillo homenaje. Un guiño cómplice dedicado a todos los gallegos aguerridos que se vieron obligados a buscar fortuna lejos de su hogar.

Siendo sincera, la emigración me toca bastante de cerca. Primero de todo mis padres, que tuvieron que salir  a trabajar a Madrid recién estrenada la adolescencia porque el pueblo no ofrecía oportunidades. Después, casi todos mis tíos que siguieron sus pasos hacia la capital. 

Al otro lado del Atlántico también cuento con familia y en Portugal, donde se establecieron hermanos de mis abuelos. Argentina, Uruguay,  Brasil, Portugal, Alemania, Suiza... Países hermanos para miles de gallegos, donde trabajaron sin descanso para  ayudar a los suyos y labrarse un futuro mejor.


"Maletas" Foto de Manuel Ferrol.
Lamentablemente, la pista de algunos se nos ha perdido entre tanto ir y venir y por el paso de los años. Daños colaterales de la cruda y durísima emigración. Otros siguen allí asentados, donde formaron sus familias. Y los menos regresaron para recuperar sus raíces o vender las pocas tierras que aún tenían en la aldea.

Cuando reflexiono sobre esto vuelven a mi memoria conversaciones de sobremesa en las que yo, una niña,  no entendía bien de qué se hablaba. Donde unos y otros se ponían al día de los cambios que se habían producido en  sus vidas o en el pueblo durante la obligada y larga ausencia. Haciendo un rápido balance, puedo considerarme afortunada de haber conocido a muchos de los que tuvieron que marcharse a otras tierras. Otros acentos, otras costumbres.

Y es inevitable, siempre que hablo sobre la emigración de mi familia recuerdo el texto que declama el gaiteiro en la cantiga “Muller” de  Fuxan os Ventos, uno de mis grupos favoritos:
"E o voltar, ¿qué che hei decir?
¡Maldito o día e a hora
en que vos deixei aquí
pra percurar vida fora!
O inverno da emigración
roubóunos a primavera
quen eu era, xa non son
e ti non es a que eras.
Xa poden os leiros dar
colleitas ben abondosas
poden en Madrid falar
con palabras ben fermosas
que nunca, nunca nos han pagar
a nosa fame de outrora".
Traducción: "Y al regresar, ¿qué te diré? Maldito el día y la hora en que te dejé aquí para buscar vida afuera . El invierno de la emigración nos robó la primavera, quien yo era ya no soy y tú no eres la que eras. Ya pueden las fincas dar cosechas bien abundantes, pueden en Madrid hablar con palabras bien hermosas que nunca, nunca nos pagarán nuestra hambre de antes".

Fuxan os Ventos cantando "Muller"

Creo que esta hermosísima canción retrata admirablemente el sentir del emigrante y de los que se quedaron atrás, esperando su vuelta. Una crítica feroz al abandono que vivieron los campesinos cuando el hambre atenazaba las tripas. Imposible reprimir las emociones al escucharla, compartiendo el sentimiento de los que tuvieron que abandonar su aldea adorada para ganarse el sustento.

"Padre e hijo llorando. Despedida de emigrantes" Foto de Manuel Ferrol.
Y así, con los últimos ecos de este himno a la emigración resonándome aún en la cabeza, cargada de nostalgia y de saudade, me despido no sin antes recordar a mis tío-abuelos. Sus nombres son sólo un ejemplo de la emigración gallega, en este caso de la que me toca las entrañas. En Portugal se asentaron Manuel, Ana Rosa y Clara. Uruguay acogió a Celso. Alejandro trató de prosperar en Brasil. Y Argentina se convirtió en la patria de Filomena, Herminia y Evaristo.

Partieron  con sus sueños como único equipaje en busca de bienestar, dejando atrás familia y una Taboexa sin manos para labrar y sementar el campo. Estéis donde estéis, quiero demostraros de esta forma el orgullo que siento de saberos sangre de mi sangre.

Una pequeña muestra de lo que dejó la emigración en Galicia se encuentra en las casas del  Lugar do Mouro, de las que os hablaba recientemente. Por desgracia, no son las únicas construcciones abandonadas en Taboexa, hay muchas más. Detrás de cada una de ellas una historia de lucha y sacrificio, de tesón y espíritu de mejora, de mozos que partieron hacia rumbos más prósperos cuando vinieron mal dadas, con sus pocas pertenencias protegidas en una tosca maleta de madera y cartón.

Las fotografías que ilustran esta entrada son de Manuel Ferrol, fotógrafo histórico cuyas imágenes se han convertido en un icono de la emigración gallega. Su página web es un muestrario de lo que vivió la Galicia emigrante en los años 50.  

23 de noviembre de 2010

Lugar do Mouro en Taboexa, fuente de leyendas

Mouros: Seres solitarios que representan lo desconocido, guardianes de tesoros, hechiceros,  gente mágica, paganos…leyendas.

Las fábulas sobre estos seres son numerosas en toda Galicia y prácticamente todos los pueblos de la región cuentan con algún topónimo que incluye esta denominación: Lugar do Mouro, Fonte da Moura, Cova da Moura…Apelativos que señalan casi siempre la presencia en la zona de ruinas antiguas, castros, minas, piedras o fuentes rituales, mámoas (túmulos) o dólmenes.

En Taboexa no podía ser menos y también tenemos nuestro Lugar do Mouro. Se encuentra situado entre el Castro de Altamira y el sitio de Morgallón, donde existen grabados en piedra representando tableros de juego de origen celta: los "juegos celtas".

Probablemente este espacio recibió su nombre tras la romanización, cuando la impronta castreña se perpetuaba en la zona sólo a modo de narraciones de viejos, de cuentos o supersticiones. Cuando todavía muchos recordaban que allí habían vivido los celtas, en un emplazamiento fortificado donde había una fundición de bronce.

Y parece que el nombre le viene al pelo, porque ahora en nuestro Lugar do Mouro también hay cabida para alimentar leyendas. En la zona, entre la espesura del bosque, encontramos un conjunto de tres o cuatro casas abandonadas.


Estas casas no las habitaron los Mouros, claro está. Allí vivían varias familias de la aldea y a muchas de ellas aún se las recuerda porque sus descendientes continúan viviendo en Taboexa.  Me cuenta mi abuela Narcisa que en una de ellas, la más grande, vivía la señora Carmen, Carmen do Mouro. Aquella casa, continúa mi abuela, cocía pan en un forno de pedra del que no se encuentran apenas restos. Al parecer, esta mujer y su familia se marcharon de la zona hace más de sesenta años y el paso del tiempo ha permitido a la vegetación adueñarse de las viviendas y de las fincas de labor que poseía alrededor.

Reconozco que tiene su encanto imaginar cómo fueron sus dueños, cuáles fueron sus ambiciones, qué penas les afligieron, con qué sueños partieron en busca de una porvenir mejor. 

Supongo que de este modo se gestan las fábulas, mezclando la historia real con las ensoñaciones que tejemos alrededor de lugares perdidos en la memoria de los tiempos. Y así debieron sentirse los campesinos del Medievo cuando se desdibujan los relatos sobre los habitantes celtas que hubo en aquel lugar y el vello se les erizaba por temor al acercarse hasta el Lugar do Mouro...

17 de noviembre de 2010

Magosto, homenaje a la castaña

El frío gana el pulso al tímido sol que todavía se asoma entre las nubes. Llega noviembre. Es tiempo de magosto, una fiesta popular donde el fuego y  la castaña son protagonistas.

El término magosto tiene su origen en el latín: Magnus Ustus, gran hoguera, o Magum Ustum, hoguera mágica. En ambos casos, el fuego da nombre a una fiesta que se realizaba tras la recogida del fruto, coincidiendo con el agradecimiento por la cosecha recibida en Samaín.


Castañas

Como tantos rituales celtas, el magosto celebra el final de la recolección. Reuniones en torno a la hoguera, después del equinoccio de invierno y justo antes de la temporada de la matanza. Una fiesta de exaltación y de agradecimiento a la Tierra por el alimento recibido.

Los ecos de entonces continúan resonando en nuestros tiempos y allí donde se dan los castaños, seguimos festejando en torno al fruto que en tiempos mantuvo a la población bien alimentada en los meses de frío. Un buen año de castañas garantizaba la supervivencia durante el invierno. Con ellas se molía harina, se nutría la familia. No en vano, la castaña, junto a la bellota, era un alimento principal que sólo perdió su importancia con la llegada del maíz y de la patata, tras el descubrimiento de América.

Esta tradición sigue muy presente en Galicia y en el norte y oeste de la Península Ibérica. Kilos y kilos de castañas, pan y el primer vino nuevo de la reciente vendimia se dan cita, año tras año, para organizar un festín en cada casa.

Me cuentan mis padres que en Taboexa, cuando ellos eran niños, se juntaban vecinos y familia para comer juntos na eira las castañas que habían recolectado. Sobre la tierra, un poco de fasco (hojas del pino secas esparcidas por el suelo) y algo de romero para dar aroma. Se prendía la lumbre y, cuando las brasas estaban listas, se añadían las castañas. Ummm... parece que puedo percibir el olor. Reuniones entrañables donde solían ponerse al día de los últimos rumores de la aldea y donde las canciones populares y las leyendas siempre hacían acto de presencia mientras se consumían las llamas.

Citas alrededor del fuego que a día de hoy siguen uniendo a los amigos y a la familia.

Magosto, un homenaje a la castaña que nos recuerda lo que fuimos.

Castaño en otoño
Si tienes ocasión de acudir a esta fiesta, cierra los ojos mientras las brasas asan el fruto que nos ofrece el "árbol del pan", de la vida, en la tradición celta. Seguro que sentirás el respeto que daban a este árbol sagrado, de porte majestuoso y enorme longevidad, que sigue salpicando nuestros bosques...

Y saborea la castaña como si de ello dependiese tu vida y la de los tuyos durante el frío invierno que llama a la puerta. Seguro que verás con otros ojos esta celebración y las castañas te sabrán muchísimo más sabrosas.

¡Buen provecho!

29 de octubre de 2010

Samaín, en la raíz de Halloween

Parece que la moda americana de celebrar Halloween ya se ha asentado en nuestro país. Del mismo modo que nos conquistaron con los vaqueros -yo no me apeo de ellos- han inundado escaparates y centros comerciales de disfraces de brujas, esqueletos o cestas repletas de caramelos adornados para la ocasión. Al mismo tiempo, se celebran cenas y fiestas especiales para tan terrorífico acontecimiento y los pequeñajos, en el parque, hablan con toda naturalidad de conseguir golosinas mediante el “truco o trato”.

Costumbres nuevas que, de momento, conviven con nuestra fiesta más tradicional, la celebración católica del Día de Todos los Santos. Este fin de semana los cementerios serán un maremágnum de familiares acercándose a visitar a los que ya no están, adecentando panteones y nichos y adornando con flores y velas la última morada de sus difuntos.

Una mezcla de rituales y celebraciones que están íntimamente conectados con las costumbres druídicas, con la festividad de origen celta denominada Samhain.

El Samhain era una celebración que practicaron los celtas de toda Europa hasta su conversión al cristianismo. Era tiempo de reverenciar a los ancestros, a los que se daba alimento, y de agradecer las cosechas recogidas. Se consideraba como el inicio del “Año Nuevo celta” que comenzaba con la estación invernal, la más oscura y fría. Su significado viene del gaélico, así llaman al mes de noviembre, y significa “fin del verano”.

Desgraciadamente poco sabemos de la religión de los druidas ya que era de tradición oral. Sin embargo, hay escritos romanos donde se recogen sus costumbres bárbaras. Así conocemos que Samhaim se celebraba entre el 5 y el 7 de noviembre, justo a medio camino entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. Las fiestas duraban una semana y los espíritus de los antepasados eran los protagonistas, ya que en ese período tenían permiso para caminar entre los vivos. Una comunión con los difuntos que daba a la gente la oportunidad de reunirse con sus muertos, a los que recibían con alimentos de bienvenida en el interior de sus hogares. En el exterior, a la entrada de sus viviendas, también depositaban comida pero en este caso para alejar a los malos espíritus y mantenerlos contentos.

Calabazas
Atando cabos, no resulta difícil encontrar en las costumbres actuales detalles que vinculan Samhain con Todos los Santos y con Halloween. Tiempo de celebrar la cosecha, de recordar a nuestros antepasados, de festejar que seguimos aquí...

De esa mezcla de tradiciones se sabe mucho en la tierra de mi familia. Galicia puede presumir de sincretismo, pues siempre ha sido amiga de reconciliar lo irreconciliable...Tan pronto devota al máximo como pagana en cada gesto. Como ejemplo, Samaín.

Me contaba mi tía que en Lugo, cuando ella era niña, tenían costumbre de vaciar calabazas y poner velas en su interior durante estas fechas. Incluso recuerdo un año que estuvimos entretenidísimos adornando cocos todos los primos en casa de mis abuelos. Un hábito del que mis padres no tenían memoria por lo que siempre lo he creído de origen lucense. Pues no. Resulta que desde hace unos años un profesor de la villa coruñesa de Cedeira se dedica a recuperar esta tradición que, al parecer, está profundamente arraigada en toda Galicia.

Se trata de Rafael López Loureiro quien ha comprobado la existencia de este ritual de despedida del verano  en numerosas aldeas gallegas, en Zamora, en León e, incluso, en Cáceres. Así, de la mano de este maestro, la costumbre de Samaín está recobrando su fuerza en todas las provincias gallegas. Su trabajo sobre esta celebración se encuentra recogido en el libro “Caliveras de melón” (calaveras de melón). 

López Loureiro empezó su rescate en Cedeira, donde este año celebrarán la XXI edición de Samaín, pero ya son numerosas las localidades que se suman a los festejos de entrada al otoño: Catoira, Ourense, Vigo, Narón, A Mariña, O Vicedo, A Illa...y, desde luego,  Lugo, donde yo creía enraizada esta fiesta. Incluso se enseña en muchas escuelas como tradición de raíz gallega, celta.

En el concello de O Vicedo se dan más detalles del Samaín: 
"Era unha festa de orixe celta onde se celebraba o cambio de estación e o ano novo. Unha noite onde os mortos estaban na mesma dimensión que os vivos e, por tanto, convivían na celebración. Cada comunidade honraba ós seus mortos e non estaba permitido o contacto con outras comunidades. Prendíanse grandes lumes para ‘guiar’ ós mortos e nos cruces do camiños colocábanse calaveiras dos enimigos cunha vela dentro para atemorizar ós novos enimigos (posteriormente as calaveiras foron substitutídas polas cabazas."
Por lo tanto, aunque pensemos que estamos volviendo a ser colonizados por los americanos no es así.  Fueron ellos los que se apropiaron de un ritual nuestro que ahora nos devuelven con un poco más de parafernalia para divertimento de grandes y chicos. Por eso, cada vez son más los autores y antropólogos que alzan la voz para reconocer que estas prácticas ancestrales se celebraban desde siempre en Galicia y en otros pueblos de España. Al fin y al cabo, se trata de festejar los frutos recibidos de la  Madre Tierra y de eso nuestro país siempre ha sabido mucho.

(Por cierto, si se echa un vistazo a la Wikipedia se aprende un montón sobre este particular).

28 de octubre de 2010

Taboexa, imaginando el castro de Altamira

La emisión de “Hispania, la leyenda”, en Antena 3, me viene al pelo para ilustrar los orígenes del poblado castreño que hubo en la aldea de mis padres, Taboexa. 

En la serie nos cuentan como Viriato (del territorio Lusitano) se sublevó contra Roma alrededor del año 150 antes de Cristo. Una oportunidad de lujo para imaginar cómo era el pueblo que habitaba la Península Ibérica por aquel entonces, sus construcciones, su cultura, su vestimenta…  

La serie -al margen de que los caballos lleven estribos o de que cada habitáculo del castro cuente con una pequeña parcela a su alrededor- está bastante documentada y nos ofrece detalles que bien pudieron darse en aquel tiempo. Muestra, por ejemplo, la jerarquía de las tribus, con un jefe por poblado-adornado con su correspondiente torque- y con las reuniones de los Consejos de los diferentes asentamientos; el comercio incipiente; el telar; la herrería donde se fabricaban falcatas marcadas con la enseña de cada tribu…Suficiente, a mi modo de ver, para animar a los espectadores a visitar los restos celtas que abundan en España o a bucear en nuestra historia. Y a mí, además, me ayuda a conjeturar sobre la vida de Taboexa en aquellos tiempos.  

Se estima que Galicia fue romanizada alrededor del 138 antes de Cristo, poco después de la muerte de Viriato. En aquel entonces la zona del noroeste peninsular se encontraba habitada por diversas tribus celtas que fueron subyugadas por el Imperio Romano a lo largo del siglo I de nuestra era.

Mapa de “El ejército y la romanización de Galicia: conquista y anexión del noroeste”, de Narciso Santos Yanguas.

Los asentamientos de las poblaciones que habitaban la Galicia de entonces fueron romanizados, aunque muchas de sus costumbres pervivieron o se fusionaron con las que trajeron los soldados de Roma. Los restos que se han hallado en el castro de Altamira, en Taboexa, nos sitúan en una Gallaecia romanizada en los albores de nuestro tiempo.

Lucerna hallada en el castro de Altamira (Taboexa)
Para daros cuenta de la importancia del poblado que hubo en la zona quiero recurrir a la investigación que realizó Purificación Rodríguez García, historiadora, para el Dpto. de Historia I de la Universidad de Santiago de Compostela, en 1994. En su estudio se aproxima a los antecedentes del Castro de Altamira y data los diferentes hallazgos y excavaciones que se han dado en la zona. Según afirma, son los siguientes:  
  • 1924, descubrimiento del castro.
  • 1929, primera excavación, dirigida por Cayetano de Mergelina. Se sitúan las dimensiones del asentamiento y se recogen diversas piezas entre las que destacan un peine de cobre, pesas de telares, fíbulas, lucernas de bronce…
  • 1953, se encuentran numerosas referencias sobre hallazgos casuales en la zona. Monedas, cerámica común o figurillas que son depositadas en lo que posteriormente será el Museo de Pontevedra.
  • 1973, segunda excavación, dirigida por García Alén. Se hallan grabados rupestres.
  • Mercurio de bronce
  • 1974-76, se entregan al Museo de Pontevedra hallazgos casuales de los vecinos. El pie de una estatuilla de bronce, el brazo de otra, una moneda, una representación en bronce de Mercurio.
  • 1976, tercera y última excavación, dirigida por García Alén y P. Acuña. Se recuperan materiales cerámicos, metálicos y líticos. Además, se descubre el muro de cierre del castro.
  • 1976-80, se encuentran restos de forma accidental que están documentados en prensa. Destacan piezas de oro y plata, una figura de bronce, un molde de fundición. Estas piezas se encuentran actualmente en paradero desconocido, posiblemente en manos de particulares.
  • 1990, se publican nuevos hallazgos, como un grupo de monedas depositadas en el Museo de Ponteareas.
Gran parte de los descubrimientos del castro de Altamira se encuentran en el Museo de Pontevedra en la actualidad, otros están en el Museo de Ponteareas y el resto se ha perdido a manos de expoliadores.


Quiero aprovechar este espacio para divulgar la importancia de estas piezas, por lo que transcribo aquí el texto que se encuentra en el expositor dedicado a Taboexa en el Museo de Pontevedra. Los hallazgos están datados entre el siglo I y el IV: 
En el castro romanizado de Altamira (Taboexa-As Neves) se encontraron restos que han sido relacionados con la posible existencia de un taller de fundición de figuras de bronce datadas en el siglo I de nuestra era.

Sin olvidar que la mayor parte de las piezas que han llegado hasta nosotros son las descartadas por tener algún defecto de fabricación, y que por lo tanto lo más sensato es pensar que estaban destinadas a ser refundidas como chatarra, el repertorio iconográfico que presentan es plenamente romano: aras, lucernas para iluminación, una estatuilla de Mercurio, una figura togada, el pie de una escultura calzado con el calceus senatorius, el brazo de esta misma escultura o de una semejante, la mano de una pequeña Victoria empuñando la corona de laurel, etc.

Pie de bronce de una estatua

Junto a este repertorio clásico encontramos presente la tradición indígena en los fragmentos de recipientes de bronce con decoración geométrica de entrelazados, en las numerosas fíbulas y hebillas y, tal vez, en la decoración de un casco.

La ausencia de una investigación arqueológica seria y profunda en el yacimiento impide que por el momento puedan confirmarse tanto la presencia del hipotético taller de fundición como las propias características del poblado que lo cobijaría.
Sería genial que con las técnicas actuales y los equipos de sondeo que poseen ahora los arqueólogos se diese una nueva intervención en la zona. Quizá así se pudiera sacar a la luz nuevos datos o recrear mediante infografía el asentamiento. Mientras esto llega, podemos seguir paseando por sus restos e imaginando como era el castro de Taboexa... y deducir que sus pobladores, al igual que los actuales, sabían aprovechar los recursos del terreno, eran habilidosos con sus manos y, sin dudarlo, buena gente.

Castro de Altamira (Taboexa)
Me despido agradeciendo a mi hermana y mi cuñado la valiosa ayuda que me han prestado al grabar las imágenes que ilustran esta entrada. ¡¡Muchísimas gracias Noelia y Rafa!! Os quiero un montón.

20 de octubre de 2010

Taboexa-Tabueja-Tabuela-Tabulela-Tabulae

Últimamente he estado revisitando la obra de Ricardo Soca “La fascinante historia de las palabras”. Un libro más que recomendable, útil, sorprendente y, en ocasiones, divertido. Con una agilidad que te atrapa desde el principio, consigue trasladarte a los orígenes del castellano. Saber, por ejemplo, que la palabra celta tiene su origen en celti, que era como llamaban los romanos a los pueblos que habitaban al norte de los Alpes, Gran Bretaña o Irlanda. Y que el origen de celti está, a su vez, en Kéltica, el término con que los griegos denominaban al territorio desconocido de Europa.

Es fascinante saber de donde vienen nuestras palabras, las historias que originaron sus usos, las raíces etimológicas de los términos que empleamos cada día. Sin ir más lejos, puede que el topónimo de la aldea de mis padres se encuentre en estas marcas horadadas en la piedra.  

Juegos celtas (Taboexa)
Es un foro de juegos celtas y se encuentran en pleno monte de Taboexa, en el barrio denominado Morgallón. Se dice que estos juegos fueron copiados en tablas en toda la zona de influencia del castro que ocupaba la actual aldea. De ahí que muchos crean que Taboexa tiene su origen en el término tabulae, del latín, cuyo significado es tabla o tablero. De tabulae, pasó a Tabulela, según se recoge en algunos escritos eclesiásticos, y de ahí, al topónimo actual.   
 

Así, el nombre de la aldea se enraíza en su origen castreño. En estos juegos señalados en la piedra, grabados que salpican buena parte de los montes de la zona.

Como vengo escribiendo, Taboexa es la parroquia de As Neves que cuenta con mayor riqueza histórica y patrimonial, incluyendo un tesoro castreño que se encuentra en el Museo Provincial de Pontevedra (a cuyos restos confío en acercarme en futuras entradas de esta bitácora).

Además de estos juegos de tablas, paseando por los montes de Taboexa, podemos encontrar otras muestras de impronta celta: como piedras del poblado, una lagareta de aceite, simbología grabada en las rocas, cuevas rituales…Magia e historia dándose la mano junto a una naturaleza abrumadora.

Detalle de uno de los juegos (Taboexa)
Pero conseguir visitar estos restos resulta toda una hazaña a día de hoy. Su estado es lamentable y se encuentran totalmente abandonados. Es una lástima que perdamos este vínculo con lo que fuimos, con lo que nos ha hecho ser como somos...con aquello que, especialmente en este caso, nos ha dado nombre. Creo que urge la protección de este Patrimonio. Hace falta que se cense, se señale y se cuide por parte de la Administración para evitar posibles saqueos o destrozos, para promover su estudio y su respeto.

Yo no hubiese podido localizarlo sin ayuda por lo que quiero agradecer a mi prima Maribel su tiempo y esfuerzo para alcanzar este objetivo. Encontrar estos restos nos permitió pasar una tarde estupenda junto a nuestra familia, perdiéndonos entre la maleza y descubriendo estas señales marcadas en la roca.

Maribel y yo, exploradoras
¡Muchísimas gracias, prima! ¡Somos unas geniales Indiana Jones!


23 de septiembre de 2010

Grabados en piedra para la posteridad

Siempre me ha apasionado la historia antigua, especialmente, la cultura celta. Me devuelve a tiempos donde la Humanidad era más respetuosa con la naturaleza, en que se conocían los secretos de las plantas y se consumía sólo lo necesario para subsistir. Donde los ritmos del sol y la luna no sólo marcaban estaciones sino también los comportamientos de las personas, del clan.

El paso de la vida se llenaba de rituales druídicos, de guerras y pactos entre comunidades, de “feiras” para venta de ganado o intercambio de alimentos. La habilidad arquitectónica, con mejora constante de las edificaciones y fortificaciones castreñas para defenderse de posibles invasores, se convertía en herramienta de desarrollo. Tiempos de evolución, donde el arte se abría hueco para ensalzar el espíritu de quienes conformaban los diferentes grupos poblacionales.

De aquel tiempo nos quedan los restos castreños que salpican todo el territorio nacional y, de forma especial, las tierras gallegas. También, monumentos funerarios o costumbres enraizadas en lo más hondo de nuestro comportamiento. Y joyas, estatuillas, vajillas... Aspectos que abordaré en próximas entradas para dedicarles el espacio que se merecen. 

Hoy, prefiero reseñar las representaciones gráficas grabadas en rocas o en piedras hechas por nuestros antepasados prehistóricos, los petroglifos. Hendiduras multiformes que nos dejaron las marcas que cada poblado ponía a la entrada de su castro o en los alrededores de sus asentamientos.  

Cerca de Taboexa, en el Castro de Troña (en Santa María de Pías-Ponteareas), aún podemos admirar el petroglifo con que se recibía a los visitantes del emplazamiento: una serpe rampante, una serpiente erguida.

Petroglifo del Castro de Troña

Esta ofiolatría posiblemente tiene su origen en los celtas sefes o serpes, que se establecieron en el norte de Portugal y en el área que conforma la actual Galicia durante la Edad de Bronce (el pueblo autóctono en la civilización Atlántica era el Oestrimnio, del Neolítico, con el que los celtas mantuvieron un interesante trueque de costumbres y de conocimientos). 

Dicen que las tribus de la zona rendían culto a las serpientes por su enorme poder, símbolo de protección para los pobladores que se refugiaban bajo su trazado y de respeto a la madre Tierra...¡Qué diferencia con la actualidad! Ahora las vinculamos con la maldad, probablemente por el declive del matriarcado y el alzamiento de otras creencias...pero eso es otra historia.

El culto a la serpiente en el mundo antiguo tiene muchos significados, pero todos ellos coinciden en relacionarla íntimamente con la Madre Tierra y con la feminidad. De ahí proviene su relación con la fecundidad agraria y con la fertilidad humana. Sobre esta última representación encontramos en Taboexa una iconografía muy clara relacionada con este animal: la “Serpe Preñada”.

Las marcas de una Serpiente Preñada, un amuleto de fecundidad para el poblado que se asentaba en la zona, pueden observarse en lo aledaños del Coto de Altamira (Taboexa). Este petroglifo con forma de serpiente se encuentra en una laxe, losa, escondida entre el follaje en el camino de la "Adreira". Según recoge el Centro de Interpretación del Patrimonio Cultural de Taboexa, la figura mide dos metros justos y yo, lamentablemente, todavía no he conseguido encontrarla (y mira que lo he intentado durante este verano...). 

Es un símbolo relacionado con la fecundidad femenina, como otros que posee la aldea (como a laxe dos penes). Sin embargo, éste parece ser único porque se presenta "preñado", un caso excepcional en el  noroeste de la Península Ibérica.

Además, los dos metros exactos de longitud que tiene este petroglifo lo convierte en uno de los más grandes  de similares características hasta ahora documentados en España.

Castro de Altamira (Taboexa)

El folclore de la zona se ha nutrido de este tipo de signos y representaciones para ilustrar sus narraciones, populares,  tal y como recoge el libro “A sociedade campesiña na mitoloxía popular galega” del historiador Buenaventura Aparicio Casado. Relatos donde la bestia representaba los pesares que amedrentaban a los campesinos de otros tiempos. Una de las narraciones más hermosas se recogen en "Guía da Galiza máxica, mítica e lendaria" del escritor Vítor Vaqueiro. En ella menciona una leyenda sobre la Moura del Coto de Altamira, en la parroquia de Taboexa. Dice así:
"Da asociación entre moura e serpe dá conta tamén un relato de grande fermosura, procedente de Candón-Taboexa-As Neves. Segundo a crenza, no lugar de Moreira, nun coto coñecido polo nome de Altamira, vive unha moura, que ficou alí gardando tesouros cando se producíu a marcha dos seus restantes conxéneres. Esta moura, dise, leva na cabeza un anelo cunha figura de serpe que, sorprendente e analogamente ao mito da Medusa Gorgona, petrifica a todo aquel que a olle".
Serpes preñadas, rampantes, tumbadas...Símbolos poderosos. Cultos sagrados para nuestros ancestros que aún perduran para quien sabe buscar. Yo seguiré atenta para verlas solamente así, grabadas en piedra. Sobre las otras, las vivas, prefiero evitar poner la vista y menos aún, el pie.

13 de agosto de 2010

Gracias por sacar adelante la oposición

Todavía sigo sin asimilar la noticia. He aprobado y sacado plaza en la oposición. Una oposición que me ha costado horas de sueño, de encuentros con amigos, de festejos con familiares. Que se ha llevado parte de mi salud, de mi dinero, del disfrute de acompañar a mi hija en sus primeros años, que me ha desvelado madrugadas enteras.

Y he llorado. He llorado mucho por lo que he perdido, por el tiempo que he tenido que robar a los demás: a mis padres, a mi suegra, a mi marido, a mi hermana. De ellos es parte del éxito de este aprobado. Ellos han estado hasta el final arrimando el hombro siempre que hizo falta: "Necesito que te quedes con la niña, que la lleves al médico, que me hagas la compra..." Tantos favores sin pedir nada a cambio. Ni siquiera me miraron mal cuando dije que lo veía muy negro. Que el sueño de conseguir plaza se me había escapado entre los dedos en el primer examen, dejándome dentro pero pocas décimas por encima del corte.

He llorado de alegría. Porque ahora se me abre otro horizonte profesional, sin las aristas del desempleo en ciernes y con la ilusión de levantar una Administración para muchos anquilosada. Confío en desterrar  esa imagen del funcionario acomodado ya que pienso seguir con mi forma de trabajar. Doce años en la empresa privada, sacando la faena siempre a tiempo, te dan tablas para mover el molino aunque escasee el agua. Ahora, eso sí, teniendo muy claros mis derechos y exigiendo que se respeten sin miedo. No como antes.  

Jamás pensé que esto iba a ser tan duro. Compaginar familia, trabajo, estudio, academias y ocio se ha hecho verdaderamente difícil. Pero al final he obtenido mi recompensa, nuestra recompensa. 

Ahora, con la plaza en la mano, sólo puedo esbozar una sonrisa y una dedicatoria. Yo he sufrido, sí. Pero también mi familia ha  luchado en esta oposición.

Gracias por vuestra ayuda, sin vosotros no hubiera sido posible.



30 de julio de 2010

Muiños de Taboexa, nostalgia del pasado

En la adolescencia de mis padres todavía se iba a moler grano a los molinos de Taboexa. Y no hace tanto de eso, la verdad. Ellos aún no peinan los sesenta, así que, si me guío por sus recuerdos, estoy hablando de que hace cincuenta años aún se utilizaban herramientas como esta para llevar a casa harina y tratar de sacar adelante a la familia.


Muiño da Durana

Eran tiempos duros en los que apenas había qué llevarse a la boca en la mayoría de las aldeas gallegas. Patatas, unto de cerdo, castañas, vino y maíz para subsistir. De aquellos años difíciles dan cuenta las piedras de estas moles que resisten impertérritas el paso de la historia. 

En Taboexa todavía quedan bastantes molinos (se estima que alrededor de 25), algunos de ellos reconstruidos, para suerte de los vecinos. Al igual que en otros lugares de Galicia, están levantados junto a riachuelos que movían la muela gracias a la fuerza del agua. Otros, lamentablemente, se han echado a perder.

En los molinos que se han rehabilitado sólo se puede entrar  con permiso, por lo que su maquinaria se encuentra a salvo de vándalos y amigos de lo ajeno. Otros han perdido la riqueza que guardaban a manos de desalmados. Así que los amantes de la antropología y de las piedras que nos recuerdan nuestra historia tenemos que conformarnos con pequeñas perlas como ésta, cuyo lugar de acceso me reservo. En este rincón, la muela está intacta y es fácil imaginar como trabajaba para quienes acudían allí a triturar el grano.


Piedra de moler o muela

Me cuentan mis padres que en Taboexa la mayoría de los molinos eran del pueblo y que había turnos para que cada casa moliese su grano. A veces les correspondía un molino por horas, otras por días. Entonces, toda la familia colaboraba para obtener la harina que serviría para alimentarles durante varios días: había que cargar el grano (a cuestas o en un animal de carga) hasta el molino que te había tocado en el reparto; limpiarlo y prepararlo para que la fariña llegase en buenas condiciones a la casa; y aguardar hasta que se terminaba toda la labor. También recuerdan que no siempre se podía moler en la aldea por lo que debían acudir a molinos de pago, como el de Vilacoba, donde se cobraba en especie por triturar el grano. Parece otra época, ¿verdad?

En estos lugares se conserva la esencia de lo que somos. El paisaje, el murmullo del agua, el musgo, la vegetación... casi se pueden percibir las sensaciones que vivieron nuestros antepasados en las noches de molienda. Aguzando el oído, quizá podremos escuchar las charlas de espera y las canciones populares que les acompañaron en las madrugadas templadas. Puede que las piedras nos acerquen también hasta los romances que se sellaron a los pies de sus muros. O, por el contrario, nos relaten los miedos de quienes  creyeron ver las luces de las ánimas en pena buscando sustituto para dirigir su Santa Compaña.  Ensoñaciones, mitología.  Otros tiempos.



Yo creo que acercarse hasta los molinos de agua de antaño es una actividad más que recomendable. Visitar sus construcciones y su entorno se me antoja un acto de respeto. Lugares donde podemos acercarnos a nuestro reciente pasado para dejarnos embriagar por el vértigo del cambio, de la evolución. Arquitectura popular que debería honrarse y protegerse desde las Administraciones y por los particulares que las tienen en propiedad.

Galicia conserva un interesante patrimonio que debería figurar en las rutas de los amantes del pasado.  Si visitáis esta tierra, no olvidéis buscar sus molinos de agua y preguntad a cualquier paisano. Seguro que estará encantado de contaros cómo, no hace tanto, se molían las semillas del maíz, del centeno o del trigo en estas hermosas construcciones de piedra.

2 de julio de 2010

Nunca choveu que non escampara

Hoy llueve en Madrid y es inevitable que el olor a tierra mojada me traslade hasta ti. Incluso llego a sentir el murmullo de los árboles acunados por la brisa. Tormenta de verano, choiva miudiña.

Todo huele a renovado, a pureza. El golpeteo de las gotas sobre el cristal se entremezcla con mis recuerdos y se transforma. Me dejo llevar.

Cierro los ojos y me traslado hasta la Fonte Nova,   puedo escucharla verterse sobre o camiño. Pausadamente, sin prisa. Sentir su frescura, que anticipa la que más arriba, en la Fuente del Santo, saciará alma y sed.

Pienso que hace tiempo que no me animo a subir hasta la cima de San Domedio. Este verano habrá que cumplir. Han sido meses difíciles y hay que agradecer seguir aquí, aunque con los sueños rotos.

No miraré atrás ni imaginaré lo que pudo haber sido. Es tiempo de levantarse. Al fin y al cabo, cuando uno cae en lo más hondo, la única salida posible es hacia arriba y adelante. ¡Vamos allá!

Mientras, sigue la cantinela del agua en la calle. La lluvia consigue limpiarme el espíritu. Ahora me encuentro mejor.


Chove en Santiago, de Luar na Lubre, en directo

9 de junio de 2010

Alexandra

Hoy toca hablar de ti, Alexandra. Ya hace casi un año que te fuiste de nuestras vidas y, desde entoces, todos los días te he dedicado un pensamiento, unos segundos. Tu marcha nos ha dejado a todos conmocionados. Especialmente a tus padres y a tu hermano, ya no volverán a ser los mismos.

¿Sabes? El otro día te vi en unas fotos, durante la comunión de mi hermana. Estabas muy guapa, con un lazo en la cabeza, jajaja...Tendrías unos cinco años entonces...Parece mentira. Se me hizo un nudo en la garganta, contemplé la imagen y esbocé una tímida sonrisa. Aún me cuesta hablar de ti sin llorar.

Supongo que estas letras me servirán de desahogo, ahora que en breve volveremos a juntarnos para la misa de cabo de año. No has sido la primera persona importante que se me ha ido, pero sí la más joven. Tenías apenas 24 años recién cumplidos y sólo puedo sentir ira por tu desaparición. Confío en que estés donde estés sigas con tu eterna y contagiosa sonrisa, Alex.

¡Te echo de menos, primita!

25 de mayo de 2010

Sobre el amor

Mirando a mi alrededor sospecho que el amor incondicional ocurre sólo en contadas ocasiones, la verdad. Y casi siempre en las películas. En la vida real, entre una pareja, no existe la entrega total. Todos nos guardamos un espacio en el que refugiarnos de los miedos, en el que preservar nuestra intimidad para esconder aquello que jamás nos atreveríamos a contar al otro. Un rincón donde guardar nuestro yo más oscuro.

Si lo pienso fríamente me da lástima. Es un paso atrás en el AMOR (sí, con mayúsculas). Un muro que impide al otro cruzar las barreras del alma, bucear en los pensamientos del ser amado. Sin freno. Sin miedo a la entrega.

La Princesa Prometida, un homenaje al Amor Verdadero

Seguro que hay más de uno que dirá que lo ha encontrado, digo, el Amor sin condiciones, el Amor Verdadero... Pero yo le aseguro que no. Siempre hay requisitos, exigencias enmascaradas detrás de un "¿me das un beso?" o en "ya sé que no te gusta pero, ¿vamos a ver tal o cual película?" Se pide un masaje, un mimo, un abrazo, una caricia... siempre se quiere algo, se condiciona el amor a aquello que el otro da a cambio.  Si lo haces porque te lo piden te sometes al otro, y si no lo haces el otro siente que ya no le quieres lo suficiente: Se manipula el amor.

Tampoco pasa nada, con esto. Sólo hay que tener claras las reglas del juego. Cuando las peticiones son mutuas no se esclaviza el amor. Hoy cedes tú, mañana lo hago yo. Al fin y al cabo, todos necesitamos que nos quieran y querer...

En cualquier caso, esta reflexión me invita a pensar que no existe el amor sin límites. Quizá nunca existió.

En fin. Probablemente, mañana cambiaré de opinión respecto a esto ya que no hay pensamientos firmes respecto al amor... Un beso puede hacerte cambiar de criterio en sólo segundos.