9 de febrero de 2011

Narcisa, bordando amor durante años

Acaba de cumplir 90 años y sigue estando estupenda. Con sus achaques, sus dolores y sus penas, pero con la memoria lúcida y los recuerdos vivos.

Mi abuela Narcisa nació con el arranque de 1921. Una década dura para la Galicia rural, donde la falta de expectativas abocaba a la emigración en el mejor de los casos. Dificultades que se tornaron abismos cuando, recién estrenada su adolescencia, la Guerra Civil golpeó a nuestro país.

De aquellos tiempos, poco habla mi abuela. No le gusta emponzoñarse con los malos tragos que pasó en la vida. Reconoce, eso sí, que sufrió penalidades, muchas. No había qué comer. La única forma de llevar algo a la mesa se encontraba en el sacrificio diario: labrar la tierra, cuidar el gando, intercambiar alimentos -si los había- y coser para los vecinos tratando de conseguir algunas monedas.

Mi abuela Narcisa
¡Qué manos las de mi abuela! Estupenda modista. Verla tomar la aguja se convierte en todo un ritual...Y cuando lo hace no puede evitar echar la vista atrás y contar las horas que pasó junto al candil bordando y cosiendo cuando era una niña junto a su hermana Filomena. Punto de cadeneta, punto de tallo, vainica... cosía de noche tras trabajar en el campo, porque su padre (mi bisabuelo) quiso darles un oficio para ganarse el sustento. De sus manos salió la ropa de muchos vecinos del pueblo e incluso, cuenta mi abuela, se encargaron de elaborar los vestidos y el bordado de los danzantes que en aquel tiempo rendían homenaje a la Virgen de la Franqueira. 

La costura ha estado siempre en su vida... comprando hilos mi abuelo comenzó a cortejarla, así que imaginaos cuanto debe agradecer a su pasión por la labor. Es maestra en este arte. Apenas hace unos años, la he visto confeccionar un disfraz para mi hija en apenas unas horas. Medir, cortar, coser...con maña y tiento. Daba gusto verla. Aún guardo el trajecito. También conservo, como oro en paño, un juego de sábanas que me bordó para el día de mi boda...

Abuela, ¡cuánto por aprender de tu experiencia! Incansable trabajadora dentro y fuera del hogar. Sacaste adelante a cinco hijos, mientras cuidabas de los mayores de la casa. Salías al campo recién amanecía y con la puesta del sol retomabas tu costura para vestir a los tuyos y a los que se terciaba.

Ahora, a tus 90 primaveras, sigues bordando pero cariño y afecto por los tuyos. Con arte, con mimo, con amor. Para mi siempre has sido un ejemplo de tesón y constancia. Orgullo de nieta, ya ves. Sé que esto no lo vas a leer nunca, no te imagino navegando en internet, la verdad. Pero aquí lo dejo, abuela, para que sepas que siempre me he sentido feliz  por venir de donde vengo.

4 comentarios:

  1. Por no hablar del disfraz de Pocoyó para su bisnieta. Obra maestra.

    Además, no sé yo, pero me da a mí que este verano lo va a leer en cierto portátil que alguna nieta le va a llevar... ;-)

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  2. ¡Anda! Pues a ese disfraz me refería en la entrada. ¡Vaya con la lectura rápida! Parece que hay que resetearla, ¿no? ;-)

    Respecto a lo del verano, dependerá de si sale alguna ofertilla para tener conexión wi-fi, jejeje.

    Besotes, Maese Erekíbeon y gracias por la visita.

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  3. Tengo la suerte de conocerla, no hay suficientes palabras para definirla : entrañable, alegre,muy cariñosa...para mí es una abuelita de las de libro, está muy orgullosa de tí.Trataré de que este homenaje tan tierno caiga entre sus manos pronto.Un abrazo de esta vecina Taboexana que está deseando conocerte.
    Carmen MAría

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  4. Confío en que este verano por fin podamos conocernos en persona. Virtualmente ya veo que conectamos fenomenal, ¿verdad?

    Adoro a mi abuela. Sin duda es la típica de cuento...

    Gracias, de corazón, Carmen María.

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Confío en que vuelvas a pasarte por este rinconcito que mantengo en la red. :-)

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