30 de julio de 2010

Muiños de Taboexa, nostalgia del pasado

En la adolescencia de mis padres todavía se iba a moler grano a los molinos de Taboexa. Y no hace tanto de eso, la verdad. Ellos aún no peinan los sesenta, así que, si me guío por sus recuerdos, estoy hablando de que hace cincuenta años aún se utilizaban herramientas como esta para llevar a casa harina y tratar de sacar adelante a la familia.


Muiño da Durana

Eran tiempos duros en los que apenas había qué llevarse a la boca en la mayoría de las aldeas gallegas. Patatas, unto de cerdo, castañas, vino y maíz para subsistir. De aquellos años difíciles dan cuenta las piedras de estas moles que resisten impertérritas el paso de la historia. 

En Taboexa todavía quedan bastantes molinos (se estima que alrededor de 25), algunos de ellos reconstruidos, para suerte de los vecinos. Al igual que en otros lugares de Galicia, están levantados junto a riachuelos que movían la muela gracias a la fuerza del agua. Otros, lamentablemente, se han echado a perder.

En los molinos que se han rehabilitado sólo se puede entrar  con permiso, por lo que su maquinaria se encuentra a salvo de vándalos y amigos de lo ajeno. Otros han perdido la riqueza que guardaban a manos de desalmados. Así que los amantes de la antropología y de las piedras que nos recuerdan nuestra historia tenemos que conformarnos con pequeñas perlas como ésta, cuyo lugar de acceso me reservo. En este rincón, la muela está intacta y es fácil imaginar como trabajaba para quienes acudían allí a triturar el grano.


Piedra de moler o muela

Me cuentan mis padres que en Taboexa la mayoría de los molinos eran del pueblo y que había turnos para que cada casa moliese su grano. A veces les correspondía un molino por horas, otras por días. Entonces, toda la familia colaboraba para obtener la harina que serviría para alimentarles durante varios días: había que cargar el grano (a cuestas o en un animal de carga) hasta el molino que te había tocado en el reparto; limpiarlo y prepararlo para que la fariña llegase en buenas condiciones a la casa; y aguardar hasta que se terminaba toda la labor. También recuerdan que no siempre se podía moler en la aldea por lo que debían acudir a molinos de pago, como el de Vilacoba, donde se cobraba en especie por triturar el grano. Parece otra época, ¿verdad?

En estos lugares se conserva la esencia de lo que somos. El paisaje, el murmullo del agua, el musgo, la vegetación... casi se pueden percibir las sensaciones que vivieron nuestros antepasados en las noches de molienda. Aguzando el oído, quizá podremos escuchar las charlas de espera y las canciones populares que les acompañaron en las madrugadas templadas. Puede que las piedras nos acerquen también hasta los romances que se sellaron a los pies de sus muros. O, por el contrario, nos relaten los miedos de quienes  creyeron ver las luces de las ánimas en pena buscando sustituto para dirigir su Santa Compaña.  Ensoñaciones, mitología.  Otros tiempos.



Yo creo que acercarse hasta los molinos de agua de antaño es una actividad más que recomendable. Visitar sus construcciones y su entorno se me antoja un acto de respeto. Lugares donde podemos acercarnos a nuestro reciente pasado para dejarnos embriagar por el vértigo del cambio, de la evolución. Arquitectura popular que debería honrarse y protegerse desde las Administraciones y por los particulares que las tienen en propiedad.

Galicia conserva un interesante patrimonio que debería figurar en las rutas de los amantes del pasado.  Si visitáis esta tierra, no olvidéis buscar sus molinos de agua y preguntad a cualquier paisano. Seguro que estará encantado de contaros cómo, no hace tanto, se molían las semillas del maíz, del centeno o del trigo en estas hermosas construcciones de piedra.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por esta descripción de lo que representa un molino y la relación con esas sensaciones que podemos encontrar en cualquier rincón de la Galicia interior.

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  2. Muchas gracias, Ángel. Me encanta la aldea de mis padres y espero seguir aportando las sensaciones que me produce estar allí. Por cierto, he visitado tu blog y me ha encantado. Creo que serás una fuente de inspiración para mis entradas sobre Taboexa. Un saludo. :)

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