21 de agosto de 2011

"El alma de las piedras" revela el origen del Camino

Todavía sigo embriagada por el ambiente que Sánchez-Garnica recrea en su última novela, “El alma de las piedras”. Un viaje por los orígenes del Camino de Santiago a través de dos peregrinajes distintos y separados en el tiempo, pero entrelazados entre sí por las marcas de cantería.

La obra profundiza en los misterios que encierra la ruta Jacobea y, al estilo de “Los Pilares de la Tierra”, acompañamos a sus protagonistas observando como se impulsó la economía, se levantaron ciudades y se desarrolló la sociedad gracias al auge de la peregrinación al “Locus Sancti Iacobus”

Pero este viaje a la Edad Media me ha enganchado principalmente porque revela aspectos polémicos sobre la identidad de los restos venerados por millones de peregrinos cada año en Compostela. Lo hace mediante una trama de misterio y aventura, siguiendo la “espada quebrada” grabada en las piedras de los templos del Camino de las Estrellas que señala el rumbo hacia  “La Inventio” donde se recoge la verdad del mito y se salvaguarda de aquellos que desean desvelarla.

Santiago de Compostela
Detalle del Pórtico de la Gloria de la Catedral
La historia recoge una hipótesis que manejan autores como Louis Duchesne, Miguel de Unamuno -quien dijo “No creo que ningún católico medianamente culto pueda pensar que las reliquias de Compostela son de Santiago”- o, incluso, Alfonso R. Castelao, y que apunta a que la tumba pertenece a Prisciliano, un mártir o hereje gallego -depende de la visión de cada uno- que defendía en el siglo IV un cristianismo primitivo basado en la meditación y el ascetismo.

La verdad es que me resulta bastante fácil apostar por esta suposición. La Galicia panteísta de los tiempos de Prisciliano debió acoger su doctrina con fervor, ya que toleraba el culto a la naturaleza (muchos lo describen como un druida) y  permitía la participación de las mujeres en la liturgia. La curia eclesial, que por entonces pretendía componer un rito unitario y que estaba acomodada en una vida bastante lujosa, es lógico que no le perdonase sus prácticas y que bajo la acusación de herejía terminase decapitándolo en Tréveris (Germania).

Sin embargo, todo apunta a que sus discípulos lograron devolver sus restos a Galicia siguiendo el camino que marca la Vía Láctea en dirección al monte de Libredón enclavado en la actual Santiago de Compostela...¿Os suena, verdad? Desde entonces el priscilianismo arraigó en la zona siendo una verdadera pesadilla para la Iglesia, incluso en nuestros días.

Y es que el asunto es todavía objeto de controversia. Aunque yo creo que si se probara que los restos de la urna de plata no pertenecen a Santiago el sentido del Camino no cambiaría ni se mermaría la fe de la cristiandad. Al fin y al cabo, se trata de un  peregrinaje espiritual en el que la gente persigue encontrarse a sí misma, muchos movidos por el sentimiento cristiano y otros tantos por el itinerario cultural que ofrece su recorrido.

La supuesta falsedad de los restos del apóstol es bien conocida por la Iglesia. Y en este caso, como en tantos otros, nos encontramos ante una vía de conciliación entre el paganismo y el cristianismo que buscó el asentamiento de este último entre los fieles sin retirarles del todo sus costumbres.
Grabado holandés, "El cantero"
Termino ya, recomendándoos fervientemente la lectura de “El alma de las piedras”. A mi me ha trasladado hasta la magia de la ruta Xacobea descubriéndome los secretos de los canteros, capaces de grabar mensajes ocultos en los sillares de las construcciones por toda la eternidad.

Sus misterios todavía siguen protegidos y parece que han quedado perdidos para siempre, o quizá no. Quién sabe. Igual todavía se mantienen sus ritos y, al igual que hacían los priscilianistas, se rigen por esta máxima: Iura, periura, secretum prodere noli (Jura, perjura, pero no reveles el secreto).

2 comentarios:

  1. Leí este libro hace unos meses y pienso igual que tú, te transporta a los inicios de Santiago y de los supuestos restos de Santiago (yo estoy con Unamuno), y sobre todo a la evolución que hubo en doscientos y pico años, cuando se produce el auge del Camino Frances, con todos sus pueblos que hoy podemos visitar, y de Santiago como ciudad. Para mí fue una lectura deliciosa. Hay libros que no sé por qué pasan desapercibidos mereciendo un nivel conocimiento muy superior. Yo ya estoy pendiente de la siguiente de esta autora, me encanta como escribe.
    Un saludo

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  2. Me alegra saber que coincidimos :)

    Y es cierto, creo que este libro merecería haber recibido un poquito más de publicidad por parte de los medios de comunicación...pero bueno, para eso también sirve el boca a boca, ¿verdad?

    Un saludo y muchas gracias por la visita. :)

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